15 de marzo de 2011

Comida espectacular en Dassa Bassa con sabores y texturas increíbles



Hace unas semanas, Paseo y Comida estuvo cenando en el restaurante Dassa Bassa del Chef Darío Barrio. Situado en pleno barrio de Salamanca de Madrid, en la calle Villamar nº 7, ocupa según nos dijeron en el mismo local, una carbonería del siglo XIX. Está muy cerca del Retiro.


Al entrar nos encontramos con una pequeña barra en donde  podíamos esperar tomando algo. A mano derecha hay un panel repleto de fotos del Chef en distintas actividades deportivas.

Hay que bajar unas escaleras, bastante empinadas para entrar en el propio restaurante. Al llegar al sótano nos encontramos con varias salas con paredes de ladrillo pintado en blanco, con techos abovedados. Decoración en todo el conjunto minimalista con mesas amplias y correctamente vestidas.

Según llegamos nos recibió el propio Darío Barrio, quien nos saludó y se puso a nuestra disposición. Acto seguido fuimos atendidos con una gran amabilidad y corrección por el personal de sala.

Empezaron sorprendiéndonos con un aperitivo que consistía en un licor con una bola de campari que al llegar a la boca se rompía dejando un sabor exquisito en el paladar, junto con un capuchino de tapioca muy logrado.

La cena fue de varios platos degustación. Uno de ellos era bonito escabechado con pimiento asado y sorbete de mango y aceite. Le siguió unos huevos escalfados en flor con espuma de patata y trufa. Posteriormente siguieron sorprendiéndonos con un tartar de solomillo con una salsa cuyo componentes no recuerdo y finalizamos con lubina sobre base de sesamo y otra mezcla salsas. Toda la cena fue espectacular, con sabores y texturas muy conseguidas y una presentación muy esmerada. La atención perfecta sin estar encima de los comensales y dejando espacio para la conversación.

Al terminar volvía a saludarnos Darío Barrio quien nos preguntó nuestra opinión sobre la cena.
Paseo y Comida quiere desde estas líneas apuntar la dificultad que ofrece el restaurante para ciertas personas que sufran algún tipo de impedimento en su movilidad, pues las escaleras para acceder al sótano son muy empinadas y no hay otra forma de acceso.

Nos pareció un restaurante muy conseguido con una comida excelente, tanto en calidad de los productos como en el gusto y sabor de los mismos y con un trato de lo más increíble. Por todo ello valoramos a Dassa Bassa con un 9.

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